La búsqueda de Bigfoot no es sólo una obsesión marginal; es un esfuerzo sorprendentemente metódico impulsado por principios científicos reales, incluso si el tema aún no ha sido probado. Una nueva investigación revela que muchos “Bigfooters” no son chiflados, sino personas dedicadas que aplican métodos de investigación legítimos a un misterio controvertido.
Los métodos de caza
El investigador de la Universidad de Cardiff, Jamie Lewis, y el científico social de la Universidad de Sheffield, Andrew Bartlett, pasaron tres años entrevistando a más de 150 personas involucradas en el mundo de Bigfoot. Su estudio, detallado en Bigfooters and Scientific Inquiry, encontró que la gran mayoría de los cazadores no persiguen fantasías sobrenaturales. En cambio, tratan la búsqueda de Sasquatch como una investigación científica real.
Estos investigadores descubrieron que los entusiastas de Bigfoot suelen utilizar imágenes térmicas, drones y micrófonos parabólicos para reunir pruebas. Esto no es pseudociencia; es la misma tecnología empleada por los principales investigadores de vida silvestre. La diferencia es el objetivo: una criatura cuya existencia aún no ha sido confirmada por la ciencia establecida.
Por qué el escepticismo no entiende el punto
Los escépticos a menudo descartan la caza de Bigfoot como anticientífica, pero Lewis y Bartlett sostienen que esta visión es miope. Al comprender cómo operan los Bigfooters, los investigadores pueden ver que están aplicando la lógica científica a lo que ellos creen que es evidencia tangible.
Los científicos adoptaron lo que llaman “credulidad metodológica”. En lugar de descartar de plano a los cazadores, se tomaron el tiempo para comprender su enfoque. No se trata de validar las afirmaciones de Bigfoot; se trata de reconocer que el rigor científico puede existir fuera de las instituciones tradicionales.
El panorama más amplio
La verdadera conclusión no es si Bigfoot existe, sino cómo la gente construye conocimiento en un mundo donde a menudo se desconfía de la ciencia. Los investigadores sostienen que la visión individualista de la ciencia pasa por alto la importancia de las comunidades, el consenso y la continuidad.
“Bigfoot existe… no necesariamente como una criatura biológica, pero ciertamente como un objeto alrededor del cual miles de estadounidenses organizan sus vidas, recopilando y analizando evidencia y generando conocimiento”. -Jamie Lewis
En otras palabras, el fenómeno de Bigfoot es real porque impulsa a una comunidad de investigadores dedicados, incluso si su objetivo final sigue siendo difícil de alcanzar. El debate no se trata de probar o refutar a Bigfoot; se trata de comprender cómo la gente se involucra con la ciencia y las creencias fuera de la corriente principal.



































