Una nueva investigación publicada en Neurology® sugiere una conexión sorprendente entre el consumo de productos lácteos ricos en grasas y un riesgo reducido de desarrollar demencia. El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Lund en Suecia, siguió a más de 27.000 participantes durante 25 años y reveló que aquellos que comían regularmente más queso y crema con alto contenido de grasa presentaban tasas de demencia más bajas en comparación con aquellos que consumían menos.
El papel de la grasa en la salud del cerebro
Durante décadas, los consejos dietéticos han demonizado a menudo los alimentos ricos en grasas, incluido el queso. Sin embargo, este estudio cuestiona esas suposiciones. Los quesos ricos en grasa, como el cheddar, el Brie y el Gouda (que contienen más del 20 % de grasa), y las cremas altas en grasa (como la crema para batir, con entre un 30 % y un 40 % de grasa) se asociaron específicamente con un menor riesgo de demencia.
Los participantes que consumieron al menos 50 gramos (1,7 onzas) de queso alto en grasa al día tuvieron un riesgo 13% menor de demencia en comparación con aquellos que consumieron menos de 15 gramos (0,5 onzas). De manera similar, el consumo diario de 20 gramos (0,7 onzas) de crema rica en grasas se relacionó con una reducción del 16% en el riesgo de demencia.
Tipos específicos de demencia y factores genéticos
El estudio también reveló que el consumo de queso con alto contenido de grasa fue particularmente eficaz para reducir el riesgo de demencia vascular, con una incidencia un 29 % menor entre los consumidores de queso con alto contenido de grasa. También hubo un menor riesgo de enfermedad de Alzheimer, pero solo en los participantes sin la variante del gen APOE e4, un factor de riesgo genético conocido para la enfermedad de Alzheimer. Esto sugiere que la predisposición genética influye en cómo los lácteos ricos en grasas afectan la salud del cerebro.
Por qué esto es importante
Los hallazgos son significativos porque resaltan la complejidad de las recomendaciones dietéticas. La grasa no es intrínsecamente mala. El estudio implica que el tipo de grasa y su fuente son muy importantes. El vínculo entre los lácteos ricos en grasas y la demencia puede estar relacionado con ácidos grasos específicos u otros compuestos que se encuentran en estos alimentos.
Esta investigación se suma al creciente conjunto de evidencia que sugiere que puede ser necesaria una reevaluación de creencias nutricionales arraigadas desde hace mucho tiempo. También plantea preguntas sobre cómo las percepciones sociales sobre una alimentación “saludable” pueden necesitar ajustes.
Limitaciones e investigaciones futuras
El estudio tiene limitaciones: todos los participantes eran suecos y los hábitos alimentarios (como consumir queso crudo) pueden diferir en otras poblaciones. Además, el sistema sanitario universal de Suecia probablemente influya en los resultados, a diferencia de países con una atención sanitaria fragmentada.
Se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos y explorar los mecanismos subyacentes. Sin embargo, los datos actuales sugieren que cuando se trata de la salud del cerebro, no todos los lácteos son iguales. Los productos lácteos ricos en grasas pueden ofrecer beneficios inesperados para la función cognitiva.
