Ha llegado el invierno, trayendo consigo temperaturas más frías y días más cortos. Mientras que los humanos dependen de capas, calefacción y comodidad interior para sobrevivir la temporada, los animales emplean una sorprendente variedad de estrategias para soportar condiciones gélidas. Desde el letargo hasta el congelamiento absoluto, así es como algunas especies resisten el frío.
El arte de reducir la velocidad: brumación versus hibernación
Muchos reptiles y anfibios entran en un estado llamado brumación, una forma menos intensa de hibernación. A diferencia de los mamíferos que duermen durante el invierno dependiendo de sus reservas de grasa, los animales brumadores se despiertan periódicamente para necesidades básicas como beber. Como explica Karen McDonald del Centro Smithsonian de Investigación Ambiental, es “como tomar una siesta larga, levantarse cuando hace más calor, ir al baño y luego volver a dormir”.
Esta distinción es importante porque resalta cuán diversos son los mecanismos de supervivencia en el reino animal. La hibernación es un apagado más profundo; La brumación es una existencia más lenta que permite a los animales conservar energía sin un cese total de la actividad.
Frozen Solid: La estrategia extrema de la rana de madera
Algunas especies llevan la adaptación al frío al extremo. Las ranas de madera, que se encuentran en Nueva Inglaterra y el Medio Oeste, se congelan completamente durante el invierno. Los latidos del corazón, la respiración y la actividad cerebral se detienen durante meses.
Esto no es sólo resiliencia; es una ventaja competitiva. Al descongelarse a principios de la primavera, las ranas del bosque obtienen una ventaja en el apareamiento y la puesta de huevos en estanques que se calientan rápidamente, superando a otras especies de ranas que dependen de lagos que se descongelan más lentamente.
Resiliencia emplumada: los pájaros se quedan quietos
No todas las aves migran. Los cardenales, carboneros y arrendajos azules soportan el frío manteniendo meticulosamente sus plumas. A algunos les crece un plumaje nuevo para un mejor aislamiento; otros esponjan sus plumas para atrapar aire. Acicalarse con aceite de una glándula de la cola los impermeabiliza contra la nieve y el hielo.
Complementar los recursos naturales con comederos para pájaros en buen estado también puede ayudar a estas aves a sobrevivir los meses de escasez.
Latencia submarina: cangrejos y ostras
Los cangrejos azules de la Bahía de Chesapeake se esconden en el barro, lo que ralentiza su metabolismo hasta que la temperatura del agua alcanza los 50°F. Si bien no es una hibernación completa, esta inactividad les permite conservar energía durante el invierno.
Las ostras, esenciales para la filtración del agua y la protección contra tormentas, también entran en estado de letargo, dependiendo de las reservas de glucógeno acumuladas durante los meses más cálidos. Pueden filtrar hasta 50 galones de agua al día en verano, lo que garantiza suficientes reservas de energía para sobrevivir en invierno.
Lo inesperado: las tortugas respirando por el trasero
Quizás la estrategia más inusual sea la de las tortugas. Las tortugas mordedoras y pintadas sobreviven bajo el agua respirando a través de su cloaca, la abertura para los desechos y la reproducción. Este proceso, llamado respiración cloacal, permite el intercambio de gases incluso estando congelados bajo hielo.
Esta adaptación ilustra cómo los animales pueden superar desafíos aparentemente insuperables a través de la evolución. Lo que a los humanos les parece extraño es esencial para la supervivencia en ambientes extremos.
Los animales sobreviven al invierno de maneras que a menudo son más extrañas y efectivas de lo que creemos. Desde reptiles que bruman hasta tortugas que respiran por el culo, sus estrategias demuestran la increíble adaptabilidad de la vida frente a condiciones duras.

















